CARISMA:

Nuestro Carisma, en su originalidad, es verdaderamente una perla preciosa cuya luminosidad se expresa esencialmente: Identificación con Cristo en el Misterio de su Pobreza; manifestandose en la espiritualidad con tres valores peculiares: Vivida en Pobreza de Corazón (Fe, Esperanza, Caridad, Mansedumbre, Humildad, Sencillez, Prudencia), Donación Materna y Espíritu de Familia

ESPIRITUALIDAD:

  • Pobreza de Corazón
  • Donación Materna
  • Espíritu de Familia

La pobreza de corazón es la actitud del Anawin, el humilde inclinado sólo delante de Dios, que no cede en cuestión de valores y funda su vida en la confiada certeza de la fidelidad de Dios a la Promesa. Es el modo de ser propio de quien testimonia que Dios es su única herencia y proclama con la vida que el mundo no puede ser transformado sino con el espíritu de las Bienaventuranzas.
La Hija de Santa Ana es, por lo tanto, pobre de corazón por vocación, por eso:
Encarna el espíritu de los Anawin, del Resto de Israel, practicando las virtudes típicas de las Hijas de Santa Ana: La fe, la esperanza, la caridad, la sencillez, la prudencia, mansedumbre; la humildad.

De la fuente inagotable del amor misericordioso de Dios, la Hija de Santa Ana recibe la característica impronta de su ser y de su actuar: el sentido materno. Una impronta que se manifiesta por reflejo espontáneo e inmediato en el ejercicio de su ministerio, y alcanza a la persona en su integridad y en su unicidad en modo concreto, desinteresado, gratuito.

El misterio de la eterna comunión de Amor, que constituye la esencia misma del Dios-Trinidad, está en la raíz de la vocación de la Hija de Santa Ana y constituye también su horizonte. Cada hermana, de hecho.

  • En el Padre, que la llama por nombre
  • En el Hijo, centro unificador de su vida.
  • En el Espíritu Santo, que plasma en ella la hija de Dios y la Hija de Santa Ana, encuentra el motivo para vivir el gozo de entregar donar cada día su vida.

En la Iglesia, misterio de koinonia, casa y escuela de comunión, el Instituto de las Hijas de Santa Ana se experimenta:

Familia de elección. – Portadora de la mística del Resto de Israel vivida por Ana, Joaquín y María al interior de su familia.

Familia que se deja afinar el oído. – para una escucha frecuente, intensa y orante de la Palabra y llegar a ser su sierva y testigo.