






En 1983 todo el norte del Perú fue azotado por el fenómeno del niño de lluvias constantes e inundaciones destruyendo techos, terrenos de cultivo y las arenas han penetrado sus casas; atendiendo a esta realidad y al pedido de la Iglesia las Hijas de Santa Ana eligen Pueblo Nuevo de Colán situado al margen izquierdo del bajo Chira, respondiendo de este modo a estas necesidades.
Un 18 de marzo de 1984 llegan las hermanas a la ciudad de Piura, y se alojan en el colegio de Lourdes. El 19 de marzo las hermanas son acogidas por el Padre Victor Galeone para trasladarse a Pueblo Nuevo llegando hacia el mediodía y somos acogidas por un grupo de personas que trabajan con el párroco, en la que será nuestras casas y el Padre Victor con tanto cariño no ha escatimado detalle para que “estando bien trabajen bien” decía sonriente.
El pueblo nos acoge con una hermosa y plena Eucaristía en el templo Sagrado Corazón de Jesús, las palabras del Padre están rebosando de Esperanza y proyectos de bien ¡que no lo defraudemos! Ni a él, ni a Dios que nos confía está misión. Luego de la Eucaristía pasamos al salón comunal donde el alcalde con el pueblo nos ofrece un agasajo al mismo tiempo que ofrece apoyo material y espiritual. Sor Ana Teresa de Jesús Porturas agradece expresando que “no tiene ni oro, ni plata, solo un corazón grande para amar y unas manos para trabajar por el engrandecimiento de los moradores de este distrito.
El primer grupo de hermanas que llegó a Pueblo Nuevo de Colán está conformado por: Sor Ana Lía Manfredi, Sor Ana Eustoquia Espinoza, Sor Ana Carmen Cubas Bustos.
A los pocos días después Monseñor Oscar Cantuarias nos visita para animar nuestra presencia. El 12 de abril el Arzobispo acepta canónicamente a la Congregación y envía los términos del contrato según el canón 609 del CIC
La comunidad se proyecta a:
- Promoción Humana: Cursos de corte confección, Alfabetización, proyectos de fabricación de colchones de paja de arroz, Club de Madres, Atención a enfermos, grupo de jóvenes y señoras.
- Educación en la fe en el Colegio secundario: con catequesis; sacramentos, cursillos en la fe, grupos juveniles (teatro, coro)
El 06 de mayo de realiza la erección canónica de la comunidad decretada por la Superiora General Sor Ana Elda Bernasconi el día 01 de mayo de 1984.
Al siguiente año el Padre Víctor Galeone ya no nos acompaña y asumen la parroquia los padres de la sociedad de Santiago Apóstol Padre Jaime y Padre David; más adelante Padre José; con ellos proyectamos el trabajo en equipo tratando de identificar las necesidades que apremian para continuar la obra de Dios y responder a la realidad.
Más adelante la comunidad se ha ido proyectando a los caseríos de la Bocana, Puerto Pizarro, el Arenal y otros; después de algunos años los padres José y David dejan la parroquia, la experiencia ha sido de gran riqueza, como la fraternidad, la organización del trabajo y la donación a los más pobres
Durante todo este tiempo nuestras hermanas han ido respondiendo a diversas exigencias y abriéndose a nuevas necesidades es así que se amplía en el sector educativo e inicia el PRONOEI Santa Ana, el CETPRO Rosa Gattorno con sus extensiones de diversos talleres en los caseríos, el Centro de Habilidades Especiales Carlotta Custo Gattorno; en el ámbito Juvenil ya se ha estructurado una pastoral juvenil más organizada favoreciendo experiencias de fe, jornadas, talleres, cursos, peregrinaciones, vigilias… así mismo se trata de participar y ser eco de los más pobres en los ámbitos sociales de mesas de concertación y lucha contra la pobreza, en la preparación de los Sacramentos se sigue priorizando una pastoral Familiar que involucra padres y niños de primera comunión, la confirmación y diversas celebraciones que se dan de acuerdo a los tiempos litúrgicos. Se sigue atendiendo a los más frágiles de nuestra comunidad los ancianos en el Comedor Victor Galeone y algunas Familias de condición precaria con la “Adopción a distancia”; también contamos ahora con el apoyo de algunos voluntarios italianos que son uno de los brazos de Madre Rosa que atienden a las necesidades que apremian la Obra.
Sostiene la Obra de Dios la Providencia continua de Dios y la generosidad de algunos bienhechores que hacen la caridad.