Mostrando el ardor apostólico de Madre Rosa quien consiente que la misión confiada por Dios a su Instituto, el de CONSOLAR EL MUNDO, no vacila un instante y envía a seis de sus hijas al Perú. Éstas hermanas llegan al Cusco el sábado 26, signo de esperanza, llegan a su destino un sábado día dedicado a la Virgen María y el 26, día dedicado a Santa Ana, nuestra Madre.

En aquel 26 de noviembre se unen dos necesidades: la necesidad de los pobres enfermos y la necesidad de las Hijas de Santa Ana que no tienen otro anhelo que aquel de su Madre Fundadora el de “ir y gritar por todas partes para que todos vengan a amar al Señor”; éste amor por Cristo unido a su entusiasmo juvenil y su ardor misionero, las lleva a donarse totalmente a los enfermos del pueblo cusqueño que las ha recibido con tanto cariño y esperanza. Motivadas por la vivencia de las Hermanas dos jóvenes de la ciudad y contagiadas por su amor a Cristo y en Cristo a los pobres y necesitados se unen a ellas y en julio de 1888 visten el hábito de las Hijas de Santa Ana, éste hecho permite a las hermanas dar respuesta a una necesidad apremiante: abrir en 1891, en el mismo hospital una escuela para 13 niñas huérfanas.

El 2 de febrero de 1,893 quedaba fundada la Escuela “Santa Ana”, y el mismo día tuvo lugar la inauguración, en la Calle San Andrés, el Personal docente estaba formado por la Superiora, una hermana y la Postulante. La vida del Colegio descansaba sobre cimientos movibles: una casa arrendada, las aulas contaban con los muebles estrictamente necesarios. Pero sostenidas por la fe en la Divina Providencia que guiaba sus pasos en aquella tierra lejana, pero rica y prometedora de un futuro.

Gracias a la intervención de la Divina Providencia, las donaciones y el trabajo incansable de las hermanas pudieron comprar la casa en la plazoleta de Santa Catalina el 21 de marzo de 1904, hubo necesidad de reforma inmediata para adecuarla a los fines de la Educación; Debido a este esfuerzo de voluntad y abnegación empleado por todas las hermanas el Colegio del Cusco ha progresado paulatinamente.

Después de casi un centenar de años se traslada a un local nuevo, más amplio y funcional, donde actualmente está ubicado en el distrito de Wanchaq.

En todos estos años muchas generaciones de niñas y jóvenes han pasado por las aulas del Colegio Santa Ana de Cusco que ahora son motivo de orgullo porque sirven a su país, su ciudad, a la Iglesia y al mundo desde diversos estados de vida, acompañadas por la protección materna de Santa Ana.